Ser caregiver conlleva sus propios desafíos y responsabilidades, sea quien sea: un miembro de la familia, un vecino o un cuidador profesional. Más allá del nivel de dependencia o independencia de la persona mayor, se espera que un caregiver esté capacitado para atender sus necesidades a largo plazo.

Las personas cuidadoras ponen su tiempo, dedicación y capacidad al servicio de los demás para garantizar su salud física y bienestar emocional. Aunque esta labor implica un gran compromiso, el hecho de hacer más fácil la vida de otra persona también es increíblemente gratificante cuando se cumple el objetivo.

Para lograrlo de la mejor manera, es importante que el caregiver cuente con las siguientes habilidades:

1. Comunicación efectiva.

   El trabajo de un caregiver no se resume a realizar todas las actividades agendadas para el día. Una gran parte del éxito en su trabajo depende de la interacción que exista entre el cuidador y la persona mayor.

   Es importante que haya confianza y comunicación efectiva entre ambos para que el adulto mayor exprese con claridad cuáles son sus necesidades y el caregiver pueda atenderlas sin complicaciones.

2. Empatía.

   Entender los retos y las limitaciones de la persona bajo el cuidado del caregiver permite un vínculo más sólido entre los dos. La empatía contribuye en gran medida a lograrlo.

   Esta cualidad nos pone en el lugar de la otra persona para comprender mejor sus acciones y sentimientos. De este modo, aumenta la calidad de la atención y la cantidad de tiempo que se brinda, mejorando la calidad de vida de las personas mayores.

3. Positividad.

   Al igual que en cualquier trabajo, abordar la prestación de cuidados con una actitud positiva lo hace más fácil. El optimismo marca una gran diferencia en las relaciones, porque puede contagiar a la persona mayor y es posible que comience a sentirse más feliz al relacionarse con nuestro caregiver.

4. Capacidad de observación.

   Ser un buen observador implica que el caregiver detecte síntomas o reacciones sin necesidad de usar el lenguaje hablado. Muchas veces es capaz de notar si la persona necesita atención médica, si debe decirle algo pero está dudando y si quiere estar a solas.

Busca estas aptitudes en el caregiver de tu ser querido para facilitarle la vida, pero sobre todo, para que cada día se sienta más feliz y comprendido.

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