Todos somos vulnerables ante las enfermedades mentales y los adultos mayores no son la excepción. Hoy en día, la depresión afecta a más de 350 millones de personas alrededor del mundo y es un problema generalizado entre la población mayor de 60 años.
A pesar de su gravedad, se percibe como un efecto “normal” del envejecimiento, por lo cual no recibe diagnóstico ni tratamiento oportuno. Esta creencia impide que los adultos mayores reciban la ayuda que necesitan, por lo cual es importante que reconozcamos los factores de riesgo y posibles soluciones para este padecimiento.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración. Estas emociones se presentan con intensidad e interfieren con la vida diaria por tiempo prolongado.
¿Cuáles son las causas de depresión en el adulto mayor?
Los cambios bruscos en el estilo de vida pueden convertirse en un gran detonante para la depresión en adultos mayores, en especial si no cuentan con una buena red de apoyo familiar. Algunas causas comunes son:
- Mudanza del hogar a un espacio ajeno (como casas de retiro).
- Pérdida o distanciamiento con seres queridos (pareja, amigos, familiares o hijos).
- Problemas para cuidarse o valerse por sí mismos.
- Dolores o padecimientos crónico-degenerativos.
- Limitantes laborales y económicas.
A su vez, estas situaciones provocan síntomas como:
- Falta de voluntad.
- Fatiga.
- Insomnio.
- Disminución del apetito.
- Carácter irritable.
- Desinterés o apatía.
- Sentimientos de angustia o inutilidad.
Estas señales pueden confundirse con otras afecciones relacionadas con la edad. Por este motivo, es esencial que lleves a tu adulto mayor con un profesional de la salud y descartes otros malestares.
¿Cómo evitar la depresión en los adultos mayores?
La prevención para este trastorno comienza en casa. Incluye estos hábitos en la rutina diaria de tu adulto mayor y nota la diferencia en su estado de ánimo:
- Integrarlo en actividades familiares o con amigos.
- Hacer ejercicio de manera regular.
- Rodearse de personas cariñosas y positivas.
- Mejorar hábitos de sueño.
- Hablar de sus sentimientos con alguien de confianza.
- Tomar medicamentos prescritos en caso de enfermedad y preguntar por sus efectos secundarios con el médico de cabecera.
Si la enfermedad ya está en desarrollo, los antidepresivos, la psicoterapia y el cuidado por parte de los seres queridos logran una mejoría notable.
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